lunes, 4 de junio de 2012

Kiki Smith

Nació en Nuremberg, Alemania en 1945, pero muy pronto se trasladó con su familia a Nueva York. su padre el escultor Tony Smith, trató de inculcarle desde pequeña el interés por el mundo de las artes y desde niña tuvo ocasión de compartir veladas con creadores de la talla de Jackson Pollock, Mark Rothko o Richard Tuttle. En 1976, tras un breve paso por la Hartford Art School, decidió establecerse como artista en Nueva York. No fue sino hasta 1983, que consiguió que le realizaran una individual en The Kitchen, exposición a la que siguieron otras en el P.S.1, Artists Space, Fawbush Gallery o Pace Wildenstein Gallery. Fue en esos años, cuando comenzó a interesarse por el tema de la mortalidad y del cuerpo humano, sus órganos, fluidos y sistemas. Al mismo tiempo, Smith fue encontrando una equivalencia entre la delicadeza y la fuerza de los cuerpos con las de los materiales y, así, existe relación entre la fragilidad de la piel y de los papeles hechos a mano, o la flexibilidad de algunos órganos con la cera y el plástico. El campo se fue ampliando cada vez más, y una vez dominadas las cuestiones físicas, en los noventa aumenta el vocabulario corporal y su relación física y simbólica con la sociedad.
Soy muy terca, no creo muchas de las cosas que la gente me dice hasta verlas por mi misma. Pero ser observadora es un buen proceso para aprender, únicamente uno aprende de las cosas que se tocan y son hasta cierto punto fácil de traducir hacia otros medios y ser rápidamente comprendidas. Es como si no tuvieras suficiente información de tu cuerpo para hacer algo, podrías moverte alrededor únicamente, como si vieras algo que necesitas y sabes que lo puedes hacer en cerámica, uno puede hacer cualquier cosa si cuenta con la suficiente experiencia tanto de conocimiento como de trabajo físico.


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