Mostrando entradas con la etiqueta poemas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta poemas. Mostrar todas las entradas

viernes, 1 de junio de 2012

Rutina por Rafael Cadenas


Me fustigo.
Me abro la carne.
Me exhibo sobre un escenario.
Alli no ofrezco el número decisivo.
Devorarme ¡mi gran milicia! pero soy también un armador tenaz.
Sé reunirme pacientemente, usando rudos métodos de ensamblaje.
Conozco mil fórmulas de reparación. Reajustes, atornillamientos,
tirones, las manejo todas.
A golpes junto las piezas.
Siempre regreso a mi tamaño natural.
Me deshago, me suprimo, displicente, me borro de un plumazo y
vuelvo a montar el carafresca.
(No se trata de rearmar un monstruo, eso es fácil, sino de devolverle
a alguien las proporciones.)
Planto mi casa en medio de la locuacidad.
Me reconstruyo con un plano inefable.
Calma. Ya está. Entro en la horma.

Poema del Renunciamiento por José Angel Buesa


(La primera vez que oí este poema fue por que mi mamá me lo recitó, y hoy me acorde de ella, supongo que me dio mamitis y bueno, aquí se los dejo, no es la clase de poemas que más disfruto pero me trae buenos recuerdos) 
Pasaras por mi vida sin saber que pasaste.
Pasaras en silencio por mi amor, y al pasar,
fingiré una sonrisa, como un dulce contraste
del dolor de quererte ... y jamás lo sabrás.

Soñare con el nácar virginal de tu frente;
soñare con tus ojos de esmeraldas de mar;
soñare con tus labios desesperadamente;
soñare con tus besos ... y jamás lo sabrás.

Quizás pases con otro que te diga al oído
esas frases que nadie como yo te dirá;
y, ahogando para siempre mi amor inadvertido,
te amare más que nunca ... y jamás lo sabrás.

Yo te amare en silencio, como algo inaccesible,
como un sueño que nunca lograré realizar;
y el lejano perfume de mi amor imposible
rozará tus cabellos ... y jamás lo sabrás.

Y si un día una lágrima denuncia mi tormento,
-- el tormento infinito que te debo ocultar --
te diré sonriente: "No es nada ... ha sido el viento".
Me enjugaré la lágrima ... ¡y jamás lo sabrás!