viernes, 8 de marzo de 2013

Diarios de Anaïs Nin, Vol. 5 (1947-1955)

Los educadores hacen todo lo que está en su poder para prepararte de tal manera que después de la universidad disfrutes la lectura. 

Es justo también, que leas de acuerdo a tu temperamento, ocupación y/o vocación. Pero es una señal de gran inseguridad interna el hecho de ser hostil con lo que no nos es familiar.


En la ciencia se respeta el trabajo del investigador. Pero en la literatura no solo deberíamos leer los libros bendecidos por una mayoría. Esta tendencia se ve reflejada en anuncios absurdos como: "La muerte de la novela" "El último de los románticos" "El último bohemio", sabemos muy bien que estas tendencias persisten, y en cierta manera evolucionan pero rara vez cambian de forma. 

Suprimir los modelos internos en favor de los modelos preestablecidos o creados por la sociedad resulta bastante perjudicial. Las revueltas artísticas, la experimentación e innovación no deberían ser recibidas con hostilidad. 
Sí, pueden alterar el orden establecido o el Convencionalismo artificial, pero pueden también rescatarnos de la muerte en vida, del automatismo, la monotonía, la perdida de uno mismo y la esclavitud.

Cuando aceptamos totalmente un patrón que no está hecho por nosotros, que no es realmente propio, nos marchitamos y morimos. La estructura convencional de las personas es a menudo una fachada. Pero debajo de los más rígidos convencionalismos siempre hay un individuo, un ser humano con pensamientos originales y una fantástica inventiva que muchas veces no se atreve a exponer por miedo a ser ridiculizado, eso es lo que el artista y el escritor está dispuesto a hacer por nosotros, son guías y cartógrafos para la sinceridad, son útiles, de hecho indispensables, para la comunidad. 
Ellos preservan esas variaciones que son las que hacen a los seres humanos interesantes. Necesitamos aventureros en los ámbitos de la ciencias y las artes, si por el contrario los suprimimos tendremos a los anarquistas y rebeldes que estallaran en los más cercanos confines en forma de violencia y crimen.